Psicólog@, autoayuda e IA

Publicado el 25 de agosto de 2025, 16:03

¿Qué podemos esperar de cada uno?

Psicólogo

 Profesional con formación universitaria especializada en el estudio y comprensión de la conducta humana, los procesos mentales y los patrones de relación. Su objetivo es aplicar estos conocimientos para promover el bienestar psicológico y la calidad de vida de las personas, interviniendo en diversos ámbitos como la salud, la educación, el trabajo y la comunidad.     

Psicología de autoayuda

Facilita el acceso a la psicología a la población general como soporte que una persona se brinda a sí misma, para afrontar una situación difícil o cultivar una sensación de bienestar personal.

Inteligencia artificial

Rama de la informática que crea sistemas capaces de realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana y se posiciona como una herramienta aliada potencial en el ámbito de la salud mental.

 

Para empezar, considero vital diferenciar aquellas personas aquejadas por trastornos mentales graves, como las psicosis, de aquellas que acuden al psicólogo, consumen autoayuda o IA por diferentes razones que no implican tal gravedad a nivel mental, ya sea para superar barreras que les impiden enfrentarse a las dificultades que les imponen sus vidas, incapacidad de controlar algunos aspectos de ellos mismos, o simplemente porque quieren ir a más y mejorar.  A lo largo de este artículo me centraré en este segundo grupo, que es en el está incluida la mayoría de la población. 

Los seres humanos estamos diseñados para sobrevivir y adaptarnos.

Como regla general, somos capaces de enfrentarnos eficazmente a nuestros problemas y lo demostramos cuando las cosas son complicadas, tenemos que sobrevivir en ambientes difíciles y sufrimos catástrofes o enfermedades que nos llevan a luchar al límite para sobreponernos.

Evidencias de esto, además de en la vida misma, las encontramos en estudios sobre resilencia, como el realizado por Emmy Werner y Ruth Smith (1989). Se trata de un estudio longitudinal en el que hicieron un seguimiento a todos los niños nacidos en una isla hawaiana en el año 1955. Las autoras encontraron que el 66% de los que crecieron en ambientes más desfavorecidos tuvieron problemas de conducta y escolares a los 10 años, y legales o de salud mental a los 18. Sin embargo, a los 40 años casi todos se convirtieron en adultos perfectamente integrados.

Casi todos los seres humanos son capaces de resolver problemas psicológicos sin ayuda de especialistas. De hecho, el 90% de las personas afirman que han tenido que superar problemas importantes de salud o emocionales a lo largo de su vida, y la mayoría lo hacen sin la ayuda de un profesional (Bohart y Tallman, 2010).

Por otro lado, un meta-análisis sobre recuperación espontánea en depresión ofrece datos reveladores sobre la capacidad humana para recuperarse de problemas psicológicos graves. Whiteford et al. (2013) revisaron 21 estudios que analizan la evolución de listas de espera de personas diagnosticadas de depresión mayor para establecer el índice de recuperación espontánea en este trastorno. Encontraron que el 23% de las personas se recuperó sin ayuda en tres meses, el 32% en seis, y la cifra a un año de seguimiento llegó hasta el 53%.

Y por qué no, voy a referirme también al efecto placebo y su sorprendente impacto sobre la salud de las personas. Un ejemplo potente de lo que consigue el placebo lo encontramos en el estudio de Kaptchuk et al. (2008). Demuestran que las palabras que acompañan a la prescripción de un medicamento influyen significativamente en los efectos de este. A un conjunto de pacientes con Síndrome de intestino irritable se les asignó al azar a tres grupos: a) lista de espera, b) un tratamiento placebo, o c) placebo con manejo clínico. En este último caso, un profesional dedica un tiempo a hablar con el paciente de sus síntomas, a interesarse por su sufrimiento y crear expectativas de éxito. El tercer grupo es el que experimentó un mayor alivio de los síntomas.

Desde un punto de vista cognitivo la respuesta placebo parece estar mediada por la creación de expectativas cuya respuesta fisiológica asociada consiste en un aumento de la producción de dopamina que bloquea las hormonas del estrés, relaja y permite un mejor rendimiento cognitivo (Benedetti, 2013).

Ahora que ya he contextualizado con algunas ideas que he considerado interesantes, voy a referirme a los 3 conceptos candentes: el papel del psicólogo, la psicología de autoayuda y el uso de la inteligencia artificial para resolver cuestiones psicológicas.

La psicología de autoayuda

Muestra otra evidencia de las capacidades auto-curativas de las personas. Los libros y programas de auto-ayuda, cursos on line y demás material disponible en el mercado tienen su utilidad aunque no siempre sean la opción idónea para una persona determinada en un momento dado.

Si comparamos resultados de investigaciones sobre eficacia de biblioterapia y psicoterapia, los datos no son nada concluyentes.

  • En 2007, autores como Menchola, Arkowitz y Burke, al comparar ambos tipos de intervenciones encontraron diferencias significativas a favor de la psicoterapia concluyéndose que los tratamientos con terapeuta se hacen necesarios sobre todo cuando los problemas son más graves.
  • En cambio, en 2010, el meta-análisis de Cuijpers, Donker, van Straten, Li y Andersson encuentra justo lo contrario. Estos autores revisan 21 estudios en los que se comparan tratamientos de auto-ayuda guiada diseñados por un profesional con psicoterapia "cara a cara". En todos ellos se asigna al azar a personas con ansiedad o depresión a un tratamiento u otro. Quizás el kit de la cuestión en esta investigación radica en que no se refiere únicamente a biblioterapia y además puntualiza en que el tratamiento de auto-ayuda guiada está diseñado por un profesional, lo que de algún modo incluye la figura del psicólogo en el proceso.

En todo caso, hemos de tener en cuenta el papel de observador que tiene cada persona en un momento concreto, cómo nuestras creencias, emociones y expectativas juegan y funcionan a la hora de recibir, interpretar, incorporar y de utilizar la información que recibimos, por ejemplo de un libro de autoayuda, y de las que en ocasiones no somos conscientes.   

Y el evitar consumir psicología de autoayuda en bucle inmersos en una “falsa sensación de acción”. Con frecuencia ésta nos agrada porque nos hace sentir identificados, e incluso comprendidos, pero existe la posibilidad de que estemos evitando enfrentarnos a nuestra realidad y actuar.

El papel del psicólogo

Un psicólogo bien entrenado, realizará una buena evaluación de la situación, que conducirá a un diagnóstico, que le ayudara a diseñar un tratamiento concreto, de forma que si la terapia se lleva a cabo adecuadamente las probabilidades de éxito aumentarán. Esa sería una explicación de libro, clásica y desde mi punto de vista algo obsoleta, ya que en la realidad existen múltiples variables que inciden directa o indirectamente en el resultado de la terapia o acompañamiento, y sin duda, la principal será el protagonista, el paciente o cliente.

  • Ya en 1986, Lambert, Shapiro y Bergin realizaron un primer intento de crear un modelo explicativo del éxito en psicoterapia.  Desde su enfoque de factores comunes, la varianza del éxito se explicaría por cuatro variables: factores extra-terapéuticos del cliente (40%); relación terapéutica (30%); placebo, expectativas y esperanzas de cambio (15%); y modelo/técnicas (15%).
  • En la misma línea Wampold (2001), usando una metodología meta-analítica, concluyó que el 87% de la varianza de cambio corresponde a factores relacionados con el cliente y tan solo el 13% se relacionaría con la terapia, o mejor dicho, con la contribución directa de la técnica o el terapeuta. Un modelo más reciente reparte el 13% atribuido a los tratamientos de la siguiente manera: el terapeuta sería el responsable de entre el 6 y el 9%, la alianza terapéutica de entre el 5 y el 7% y el modelo/técnica del 1% (Duncan, 2010).

Según estos datos, el 13% de la varianza de los resultados atribuible al tratamiento puede decepcionar, pero no debemos infravalorar su relevancia. Al igual que la proporción de levadura en la masa de pan es de menos del 3% y ésta resulta crucial para determinar el estado final del producto, la intervención psicológica debe ser entendida como el catalizador del cambio, vital en el proceso.

Por tanto, clave para que la psicoterapia funcione será lograr un compromiso entre las ideas que el cliente trae y las nuevas visiones que el psicólogo tratará de generar.

El uso de la Inteligencia Artificial en salud mental

El futuro ha llegado y la IA ya está presente en la vida emocional de millones de personas, especialmente jóvenes, que buscan compañía y desahogo en sistemas conversacionales. Es gratis, complaciente, disponible a cualquier hora, inmediata y da sensación de anonimato.

En lenguaje coloquial, la IA es una rama de la informática que crea sistemas capaces de realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana. Por ello, no tiene conciencia, ni formación clínica, simplemente genera respuestas a partir de todo lo que ha leído en internet sin distinguir lo que es útil de lo que es peligroso.

La IA supone un avance en todos los campos, incluido el de la salud mental, eso lo considero indiscutible, pero su adecuado uso radica su utilidad como herramienta complementaria, no sustitutiva del profesional, debiendo estar los profesionales de la salud involucrados en su diseño y uso.

Por eso, más allá de su uso directo para resolver problemas psicológicos que puede ser una temeridad, tal y como se desprende del contenido del Foro UNIR de julio de 2025 titulado ¿La IA en salud mental: amiga, enemiga o aliada que aún no conoces?’, tiene cabida como aliada potencial que debe ser usada con precaución, supervisión y criterio profesional. Los expertos coincidieron en que la IA puede mejorar la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento en salud mental, pero siempre como complemento del trabajo humano.

Conclusión

Son opciones diferentes con utilidades distintas, aunque para que sean confiables tanto en el caso de la psicología de autoayuda como el uso de la IA en este ámbito, considero que su contenido y también su supervisión, en el caso de la IA, debe estar respaldado por profesionales de la salud mental.

 

Por último, casi recuperando las primeras líneas, retomo la idea de nuestra capacidad como seres humanos completos, protagonistas de nuestra salud mental y de nuestra vida que implica la responsabilidad de solicitar ayuda o ayudar a los demás como parte de esa capacidad.